NOCTE

viernes, 8 de mayo de 2009

LAS MODAS DE LAS PRECUELAS LLEGA A STAR TREK


Star Trek es el gran estreno de hoy viernes. No hay duda. Es una película que recupera el esplendor perdido de la famosa saga trekkie, tan denostada en lo cinematográfico por la proliferación de filmes que ya no aportaban nada. Y es también una película que concita el interés de los seguidores de J. J. Abrams, uno de los grandes renovadores de las series televisivas en Estados Unidos: siendo el responsable de Alias, Perdidos y Fringe, sus dos únicos trabajos como director cinematográfico se sumergen en el universo de dos de los grandes hitos catódicos de los años 60, Misión imposible y Star Trek. Habrá espectadores, los más, que irán a verla porque no se pierden nada que tenga que ver con la teleserie creada por Gene Roddenberry en 1966. Habrá otros que acudirán por el reclamo de Abrams, esperando ver cómo se desenvuelve el artífice de las correrías de Sydney Bristow por las dependencias de la nave Enterprise, el buque insignia de la flota estelar de la federación de planetas. Abrams tiene una cosa positiva: no es un seguidor confeso de la serie Star Trek, por lo que ha podido establecer una cierta distancia y utilizar, además, ingredientes de su propia cosecha sin que nadie pueda recriminárselo; por algo es el gran gurú de la televisión norteamericana del momento.Abrams, además, juega sobre seguro. Con sus dos habituales colaboradores, Roberto Orci y Alex Kurtzman, ha elaborado una historia que se desarrolla antes de los hechos narrados en el primer episodio de la serie televisiva. Estamos en el terreno de la precuela, y en ese terreno Abrams se mueve con mucha comodidad, ya que puede aportar elementos de conocimiento (los orígenes de Spock, la rebeldía adolescente de James T. Kirk, los primeros encontronazos entre ambos personajes, la destrucción del planeta Vulcano, la configuración de la Enterprise, el futuro papel del doctor McCoy...) junto a otros que no necesitan de un conocimiento previo. Incluso la aparición del veterano Leonard Nimoy y sus orejas eternamente puntiagudas tiene mucha lógica y marca la pauta del relato en su segunda mitad
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